caso nº27: las gemelas

June y Jennifer Gibbons (11 de abril de 1963; Jennifer murió en marzo de 1993) eran dos hermanas gemelas que crecieron en Gales.1​ Fueron conocidas como "Las Gemelas Silenciosas", debido a que solo se comunicaban entre ellas. Empezaron a escribir trabajos de ficción pero luego se adentraron en el género criminalístico en búsqueda de reconocimiento. Ambas mujeres estuvieron recluidas en el Hospital Broadmoor donde permanecieron 11 años.


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Expresión creativa
Cuando estuvieron reunidas, ambas se aislaron en su dormitorio, elaborando juegos muy desarrollados con muñecas. Crearon muchas historias y actos teatrales en una clase de estilo de telenovela, leyendo algunos de ellos en voz alta y grabándolos en cintas de audio como regalos para su hermana. Inspiradas en un par de diarios de regalo en la Navidad de 1979, empezaron sus carreras de escritura. Se registraron en un curso de escritura creativa mediante correspondencia, y escribieron algunas novelas cada una. Las historias fueron escritas con escenarios principalmente desarrollados en los Estados Unidos y particularmente en Malibú, California; otras historias hablaban de chicas románticas atrapadas en una Gales adormitada, y otras incluyen hombres y mujeres jóvenes que presentan un comportamiento extraño y en ocasiones criminal.2
En la historia de Jennifer, Adicto a la Pepsi-Cola, el héroe escolar era seducido por un profesor, para luego ser enviado a un reformatorio donde un guardia homosexual monta una escena teatral para él. En otra de sus obras, The Pugilist, un físico está tan ansioso de salvar la vida de su niño que mata al perro familiar para obtener su corazón para realizar un trasplante. El espíritu del perro se mantiene por este intercambio con el niño y finalmente se venga del padre. Jennifer también escribió Discomania, la historia de una mujer joven que descubre que la atmósfera de una discoteca local incita a desarrollar patrones de violencia demente. Continuó escribiendo historias como El hijo del conductor de taxi, una novela radiofónica llamada El cartero y la cartera, y varios cuentos. Escribieron en un estilo personal único, a menudo con divertidas elecciones de palabra sin intención.

Delito y hospitalización
Sus novelas fueron publicadas por una prensa de autoedición llamada Horizontes Nuevos, y realizaron muchos intentos para vender sus cuentos a revistas, pero sin éxito. Romances cortos con algunos chicos americanos, hijos de un hombre del servicio de la Marina de los Estados Unidos tampoco les resultó. Las chicas cometieron un número de los delitos que incluyen incendios provocados, lo cual las condujo a ser confinadas en el Broadmoor Hospital, un hospital de alta seguridad de salud mental. Allí se mantuvieron durante 11 años. En aquel lugar les suministraron altas dosis de medicación antipsicótica, haciendo que les fuera difícil concentrarse. Jennifer aparentemente desarrolló discinesia tardía, un desorden neurológico que se caracteriza por movimientos involuntarios y repetitivos. Sus dosis fueron ajustadas lo suficiente como para permitir que continúen los copiosos diarios que habían empezado en 1980, y luego pudieron unirse al coro del hospital, perdiendo su interés en la redacción creativa.
El caso alcanzó relevancia gracias a la cobertura de la prensa, especialmente a la periodista Marjorie Wallace del diario The Sunday Times. El tabloide británico The Sun ofreció un breve pero objetivo resumen de la historia, con el título de "Las Gemelas Genio que no hablan", una referencia aparente a los test que las denominaba por sobre el promedio de inteligencia cuando fueron recluidas en el Hospital Broadmoor.

Muerte de Jennifer
Según Wallace, las chicas tenían un acuerdo entre ellas acerca de la muerte de la otra. Si ocurría, la otra debería hablar con las demás personas y vivir una vida normal. Durante su estadía en el hospital, ellas empezaron a creer que era necesario que una de ellas muriera, y luego de mucha discusión, Jennifer acordó ser el sacrificio. ​En marzo de 1993, las gemelas fueron transferidas desde Broadmoor a Caswell Clinic, una institución más abierta, en BridgendGales; a su arribo Jennifer no pudo ser despertada.​ Fue llevada al hospital donde murió de inmediato por miocarditis aguda, una repentina inflamación del corazón.​ No había evidencia de uso de drogas o veneno en su sistema, y su muerte aún continúa siendo un misterio.​ En una visita algunos días después, Wallace cuenta que June estaba "de un humor extraño". Ella dijo, "Soy libre al fin, liberada, y finalmente Jennifer ha dado su vida por mí."
Luego de la muerte de Jennifer, June ofreció entrevistas a Harper's Bazaar y The Guardian.​ En 2008, ella vivía libre y tranquilamente, cerca de sus padres en Gales.​ Ya no es monitoreada por los servicios psiquiátricos, y ahora que es aceptada por su comunidad, busca dejar el pasado atrás.










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